domingo, 19 de noviembre de 2017

Mujeres acorraladas (1986)


Piltrafillas, mi primera reseña de este domingo es para una cinta de Jesús Franco que dependiendo de la versión firmó como Clifford Brown –uno de sus alias habituales, en realidad el nombre de un trompetista norteamericano de jazz, género musical del que Franco era un gran amante– o Jess Franco. Conocida también como Orgasmo perverso –versión con el montaje de escenas de sexo explícito– o Furia en el trópico, la que he visto es la titulada Mujeres acorraladas sacada del formato en VHS de la productora Videofamiliar que –como el nombre hace suponer– ya nos da una pista sobre la falta de contenido sexual de la versión de marras. El argumento que nos cuenta es el de Marga y Rosaura, dos prostitutas que han escapado de un penal en la selva en el que sufrían el acoso de un coronel del ejército y de una guardiana sádica, todo gracias a la ayuda del sargento Chano, del que Marga está enamorada. Mientras huyen entre la maleza, los flashbacks nos van contando su historia desde el principio. 


Escrita, dirigida y musicada por Franco y protagonizada por la incombustible Lina Romay con Robert Foster, Ana Stern –en realidad, Antonio Mayans y Mari Carmen Nieto, habituales en las cintas del Tío Jess– junto a Ricardo Palacios y Veronica Seeton, esta Mujeres acorraladas tiene unos diálogos pateticos, un montaje descuidado –el Land Rover verde en el que se meten las detenidas se convierte en blanco cuando llegan a la prisión–, escenas repetidas y una fotografía horrorosa, además de un argumento de lo más estúpido. Como anécdota os diré que uno de los títulos que se barajaron para la película fue Furia en Jamaica –en realidad está rodada en la Manga del Mar Menor– pero en una escena aparece un tigre, que como todos sabéis es un animal que sólo se puede encontrar en Asia, a no ser que se haya escapado de un zoológico. En fin, amiguitos, una obra menor del mítico realizador madrileño que sólo puedo recomendar a sus fans con afán completista y que –en esta versión light– no cuenta ni con el aliciente lúbrico.

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