domingo, 31 de mayo de 2015

Riccardo Mannelli


Despido el domingo –más contento que de costumbre porque mañana es festivo– con una completa selección de trabajos del ilustrador italiano Riccardo Mannelli, un artista autodidacta con un fantástico dominio de la anatomía que se formó en Topografía y aunque asistió a la facultad de arquitectura en Florencia, no finalizó sus estudios. Sin embargo, comenzó a publicar dibujos en prensa y descubrió su pasión y su profesión. Hace años que también se dedica a la docencia en el Instituto Europeo del Diseño.

Interstellar


El punto final cinéfilo lo pongo hoy con Interstellar, la última criatura del realizador y guionista Christopher Nolan, un tipo que como sabéis está obsesionado por temas como los sueños, las leyes del universo o las coordenadas espacio temporales. Ante sus películas, uno siempre tiene una cosa clara: no se tratará de una historia simple, plana y palomitera. Nolan siempre exige de espectador que preste atención y mantenga el cerebro bien despierto. En Interstellar nos encontramos a Joe Cooper, ingeniero y antiguo piloto que reside en una granja junto a sus hijos y su padre, diez años después del cierre de los espacios aéreos, en un mundo sin recursos, sin máquinas, con escasez de alimentos y asolado por tormentas de arena. Vamos, el prólogo del fin de la humanidad. Pero una anomalía gravitacional en el salón de su casa a la que la hija de Cooper llama “los fantasmas” hace caer los libros de una manera determinada –anda que no es rebuscado el Nolan– que le da la clave de unas coordenadas que le conducen a un emplazamiento secreto del NORAD en el que la NASA continúa trabajando. Allí, tras sobreponerse de la sorpresa, conoce al profesor Brand y descubre que esas anomalías no sólo ocurren en la Tierra. En Saturno, algo a lo que los científicos de la NASA se refieren como “ellos”, ha creado un agujero de gusano que todo indica que conduce a otra galaxia. Brand le explica el proyecto en el que llevan años trabajando secretamente y le pide que sea el piloto de la misión. Así es como Cooper abandona a su familia dispuesto a buscar en el universo un nuevo hogar para la raza humana. 


Y hasta aquí el punto de partida de las más de dos horas y media de Interstellar, amiguitos, una cinta que pese a su duración no se hace pesada en exceso, aunque haya pasajes que –en mi humilde opinión– no aporten demasiado. Así, a esta nueva cinta de Christopher Nolan, excesiva en todos los sentidos, caracterizada por una interpretación magnífica de Matthew McConaughey, momentos de mucha emoción y con imágenes de gran espectacularidad, le sobran algunas escenas que ralentizan y aburren, como la discusión sobre la elección o no como objetivo del planeta de Miller dada su situación cerca de gargantúa. Es como si a Nolan le gustase demasiado oírse a si mismo por boca de sus actores. Por otra parte, tal como va evolucionando el argumento, uno ya va intuyendo quienes son “ellos” o “los fantasmas”... pero no os contaré nada, no os preocupéis. Finalmente, para ser sincero os diré que el final escogido es tan “amable” y edulcorado que resta entidad a la película, pero que el resultado global es tan cautivador que se le perdona. No os la perdáis, es para disfrutar al máximo con palomitas king size y un refresco. Eso sí, bien atentos.

Super Gun Lady


Mi primera reseña de este fin de semana se la dedico a Super Gun Lady, una mezcla de pinku eiga y película policíaca de finales de los 70 dirigida por Chûsei Sone y protagonizada en los papeles femeninos principales por Emi Yokohama y Kaoru Janbo como Mika y Rin, respectivamente. Basada en un cómic, el argumento nos cuenta la historia de Mika Hino y Rin Kagura, dos policías de la sección 82 de la Policía Metropolitana de Tokyo, un grupo especial que acostumbra a utilizar métodos violentos y expeditivos, conocido entre sus compañeros como la brigada del cocodrilo. A la joven Mika le ordenan vigilar a Bunzô Tajima, uno de los altos ejecutivos de Daiwa Shoji, una empresa que hace años que firma contratos con el Gobierno y está relacionada con un turbio caso de corrupción política. Pero Tajima es asesinado casi ante los ojos de Mika sin que esta se dé cuenta. Para la prensa y la opinión pública se trata de un suicidio, pero esa no es la realidad. Así pues, a la sexy Mika le asignan una compañera –Rin, una agente malcarada y peleona– y la misión de descubrir quién está tras el asesinato del directivo. La pareja descubre que Eji Sawa, el joven musculoso amante de Tajima, pretende chantajear a Sôichiro Takebe, el vicepresidente de la empresa. Sawa quiere pedirle dinero a cambio de no divulgar su secreto, el episodio de una violación cometida durante la guerra. Pero tras hablar con las agentes, un par de sicarios le asesinan. Mika y Rin persiguen a los criminales y llegan hasta la sede de un grupo nacionalista de extrema derecha relacionado con el Naichô, el servicio de inteligencia nipón, cuyo jefe político es Masato Amamiya, un hombre corrupto a sueldo de Sôichirô Takebe. Sin embargo, la operación se tuerce y los paramilitares atacan a las policías logrando apresar a Mika, a la que vejan, golpean y drogan para sacarle información. 


Amiguitos, Super Gun Lady es uno de esos ejemplos de cine japonés de los años 70 en los que el género pinku se mezclaba con tramas violentas en las que el protagonismo se lo llevaban jóvenes mujeres con fuerte personalidad. Así, pese a tratarse de productos de pura sexploitation que mostraban desnudos gratuitos, las cintas de esa categoría tenían al frente a chicas que no eran meros objetos de decoración, sino todo lo contrario. Con un inicio espectacular –eso sí, estamos en 1979, no esperéis efectos visuales o imágenes CGI-, ya en los títulos de crédito se nos deja claro qué tipo de película vamos a ver. Adaptación de un manga creado por Tôru Shinohara, el desarrollo de Super Gun Lady –una película entretenida y de lo más recomendable, ya os lo avanzo– tiene como punto negativo un tempo desigual con algunos pasajes faltos de ritmo que se alternan con escenas de acción, imágenes de desnudos y algunos momentos extremadamente violentos e incluso desagradables por lo que a humillación femenina se refiere. Ejemplo de ello es la escena –algo larga en mi opinión– del atraco al banco, que más que excitar, repele. En resumen, piltrafillas, una película muy indicada para una tarde de domingo con una caipirinha a mano.

Kung Fury


Piltrafillas, hace unos días tuve conocimiento de este proyecto dedicado al cortometraje Kung Fury, una comedia nostálgica sueca ochentera dedicada al cine de artes marciales... y otros géneros. Su director y protagonista era un tal David Sandberg –un realizador de vídeoclips y anuncios para la televisión– que en 2013 inició una campaña de crowfunding. Pues bien, amiguitos, el plan funcionó y este año el cortometraje ha sido seleccionado para la Quinzaine des Réalisateurs del festival de Cannes. 
El argumento se las trae. Resulta que el detective Kung Fury de Miami-Dade –con poderes de Kung Fu desde que años atrás, tras tener visiones de monjes shaolin después de que le cayó un rayo fuese mordido por una cobra– es enviado al pasado para asesinar a Adolf Hitler, más conocido como Kung Führer, que ha viajado en el tiempo y ha asesinado al jefe de policía a través de un teléfono móvil. Sin embargo, Fury aterriza en la época de los vikingos –bueno, también hay dinosaurios y armas de asalto–, en donde conocerá a Thor. En fin, amiguitos, lo que sigue son soldados nazis, sueños en dibujos animados, aguilas de metal, un Tyranosaurus Rex que habla y un Countach fantástico con un ordenador de a bordo con las facciones de Michael Knight


Pero eso no es todo, el tema principal del film –un estupendo y ochentero True survivor– lo ha grabado David Hasselhoff y ya ha tenido más de doce millones de visitas en YouTube

En resumen, que como no podía ser de otra manera, aquí tenéis a un fan de la película y la canción que no puede hacer otra cosa que recomendaros que la disfrutéis de inmediato. Y que sepáis que está previsto que editen la banda sonora del cortometraje en vinilo. Nostalgia pura.


Alisa Verner


Ahora le toca a una fotógrafa establecida en Moscú de la que sólo os puedo contar que se hace llamar Alisa Verner y se dedica a los retratos familiares... pero también al glamour y al erotismo. Muy interesante, sin duda.