domingo, 30 de noviembre de 2014

Joe


La primera reseña de este domingo se la voy a dedicar a una cinta protagonizada por Nicolas Cage y basada en una novela de Larry Brown que lleva por título un sucinto Joe. Dirigida por David Gordon Green, el argumento nos habla de -cómo no- Joe, un ex-presidiario que pasó por la cárcel por disparar a un agente de policía, trabajador, buena persona y que cada dia se esmera por hacer lo que hay que hacer, tratar a los demás como merecen e intentar mantener a raya su ira innata. Joe se dedica a subcontratar cuadrillas de hombres que envenenan árboles para una empresa maderera, llueva o haga sol. Gary –papel interpretado por Tye Sheridan-, un adolescente con un padre alcohólico que le maltrata, contacta con Joe para pedirle un trabajo con el que ganar dinero y poder mantener a su madre y su hermana menor. Rápidamente se establece una química especial entre el hombre y el muchacho, el uno íntegro y que cada día lucha consigo mismo y el otro apenas un crío pero muy maduro y responsable, con un par de cojones y sin miedo al trabajo ni a encarar los problemas. 


Piltrafillas, Joe es un crudo retrato de la clase baja sureña, una sociedad de casas en penumbra, burdeles mugrientos, serpientes, alcohol, tabaco, podredumbre y violencia, mucha violencia, con degenerados capaces de violar niñas y hogares faltos de amor en los que languidecer ante el televisor apurando vasos de bourbon con cola o malvivir en compañía de un viejo borracho capaz de asesinar por un trago de vino barato. Este, amiguitos, es el escenario en el que transcurre –quizás demasiado lentamente en algunos momentos aunque sin detenerse en su avance- la trama arrastrada, sudorosa y cansina de Joe, directa a un desenlace que todos adivinamos que no podrá ser de cuento de hadas. Una buena película del todo recomendable. 

Por cierto, para aquellos metalheads que vayan a verla: atentos a una de las camisetas que viste Joe.

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