domingo, 29 de junio de 2014

The monuments men


Piltrafillas, mi primera reseña del día se va a ir para The monuments men. Ahora bien, ya os aviso desde ahora que hoy no tengo demasiadas ganas de escribir. Así pues, seré breve. Dirigida, escrita y coproducida por George Clooney, la cinta se basa en un hecho real acontecido a finales de la II Guerra Mundial, cuando se reclutó a un grupo de historiadores y directores de museo –vamos, gente culta con poca experiencia pegando tiros- para localizar y recuperar las obras de arte robadas por el III Reich a lo largo de los años de ocupación y barbarie asesina. Italia, Países Bajos, Francia... os podéis imaginar la de obras de arte de incalculable valor que los gerifaltes del régimen habían atesorado durante todo ese tiempo, ya fuese para engrosar sus colecciones privadas o para formar parte de uno de los sueños de Hitler, construir el museo más importante del mundo. Nada, una de esos titánicos proyectos que se le ocurrían al pequeñajo y que tan bien sabía trasladar al papel el gris Albert Speer


Lo dicho, amiguitos, que cogiendo esta estupenda historia como punto de partida, George Clooney se dispuso a rodar -con un reparto de actores de reconocida solvencia protagonizando la producción, amiguetes vamos- una película que tenía muchos puntos para convertirse en todo un blockbuster. Y la verdad es que no sé cómo habrá funcionado The monuments men en los Estados Unidos o el resto del mundo, pero en mi opinión se ha quedado en una peliculilla simpática y ligeramente entretenida. Y es que a los ojos de un lego en la materia como el que os comenta, un vulgar amante del cine sin demasiados conocimientos técnicos sobre el particular –como ya os habréis dado cuenta sin duda los que seguís mis reseñas-, el argumento es fascinante, la película está bien rodada, ambientación y fotografía son excelentes y las interpretaciones creíbles. Entonces ¿qué ha fallado? Pues que falta energía, ritmo... fuerza. Llega un momento en el que aburre. La historia está ahí, los personajes también, pero parece que Clooney no sabe qué hacer con todo ello antes de poner el FIN, un fin que –por otra parte- resulta tendencioso, maniqueo y levemente antisoviético. En resumen, recomendable, amena, un divertimento más que aceptable, pero que ni se acerca a lo que –al menos yo- esperaba de Clooney & friends.

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