domingo, 29 de septiembre de 2013

Dark Feed


Piltrafillas, ya hacía un tiempo que le quería hincar el diente a este slasher –no me preguntéis el porqué- y finalmente le ha llegado su oportunidad. Puntuación de 2.9 en filmaffinity, de 3.6 en imdb, sin un póster que valga la pena, que se ha estrenado directamente en el circuito de vídeo... y puesta a caer de un burro por los pocos que la han visto. En resumen, que la cinta prometía (momento irónico). Y es que no sé qué me pasa con las películas que escojo –fijaos que R.I.P.D. no me pareció tan mala pese a sus muchas carencias- que últimamente me cubro de gloria con cada una de ellas. Así que aquí tenemos a esta Dark Feed escrita y dirigida por Michael y Shawn Rasmussen, guionistas de The ward -reseñada en este blog hace poco más de un par de añitos-, que esta vez se ponen tras la cámara y dirigen un nuevo guión de su autoría. Lo malo es que, si en la de John Carpenter transcurria la accion en un centro psiquiátrico, en esta... también. Quiero decir, que los hermanos no son precisamente originales en lo que a localizaciones se refiere. La película nos cuenta como un equipo de filmación que está rodando una película de bajo presupuesto en un psiquiátrico clausurado y a medio derruír empezará a sufrir el acoso de un ente que se dedicará a apoderarse de la mente de los integrantes del pequeño grupo con el fin de alimentarse de ellos. 


Cine dentro del cine, psiquiatría experimental, una fuerza extraña... parece interesante. Sin embargo, tras veinte minutos de película, en Dark Feed no ha pasado nada que valga la pena reseñar. Son veinte minutos de rollazo con diálogos entre intérpretes, entre técnicos, entre el guionista y todos ellos... hasta que, ahora sí, comienzan a pasar cosas, esas cosas típicas que suceden en este tipo de cintas en las que un grupo de personas comparte su tiempo en un espacio reducido embrujado o asediado por un peligro, ya sea una estación espacial, un laboratorio en el polo sur o una escuela precintada. Vaya, que es más de lo mismo amiguitos. Oscura, lenta, ni sexy, ni gore, ni terrorífica, con una calidad tan baja como la que caracteriza a la que se está rodando dentro de la trama. Solo en los últimos veinte minutos el argumento emprende una escalada de locura que sin embargo no compensa el tiempo perdido a lo largo de la hora anterior. En resumen, un slasher de serie B en el que no se ven tetas ni vísceras, por lo que -evidentemente- no es algo que pueda recomendaros.