domingo, 28 de abril de 2013

Cloistered nun: Runa’s confession


Como habréis notado por algunas de mis entradas así como por imágenes y enlaces del blogroll, en esta Comunidad nos gustan las monjas. Claro que no todas, no os vayáis a creer. Total, que mi primera reseña del fin de semana va para Cloistered nun: Runa’s confession, una pinku eiga –apelativo que significa cine rosa y en Japón identifica a las cintas de softporn- dirigida en 1976 por Masaru Konuma y protagonizada por la cantante y actriz Runa Takamura. Englobada en el género nunsploitation, la cinta nos cuenta como Runa –una monja a la que el abad del monasterio en el que estaba recluida viola repetidamente- se presenta en casa de su hermanastra Mayumi para despedirse de ella antes de marchar a una misión. Se da la situación de que el ingreso de Runa en una orden religiosa vino propiciado por el robo tres años atrás del novio de esta, Keigo, por parte de Mayumi. Sin embargo, Runa dice haber perdonado a su hermana. 


Pero Mayumi se vale de Keigo –con quien finalmente cortó su relación- para engatusar a Runa, y le dice que no puede casarse con él por falta de dinero. Como la orden se marcha en pleno a predicar, deben vender los terrenos de su actual sede y a Runa se le ocurre que un buen regalo de bodas sería que Mayumi y Keigo pudiesen comprar la propiedad por el precio original para revenderlo ganando las plusvalías. Sin embargo, la codiciosa Mayumi también engaña a su verdadero novio, Kitajima, a quien saca una buena cantidad de dinero a cambio de, bueno, una obra de arte muy personal. En realidad amiguitos, Mayumi es un putón de campeonato y a todos sus “novios” les estafa de la misma manera prometiendoles que se casará con ellos. Pero, ¿es Runa verdaderamente una víctima? En fin amiguitos, que Cloistered nun: Runa’s confession es una típica cinta erótica japonesa amena y con enredos sentimentales en la que encontramos una estética muy seventies, una banda sonora compuesta por melodías de smooth jazz y órgano de iglesia, con escenas subidas de tono aunque sin ser del todo explícitas. A destacar lo bizarro de la vertiente artística de la que antes os hablaba, la de la joven Mayumi como practicante de caligrafía tradicional, que se pinta los labios –no amiguitos, los de la boca no- con tinta china y estampa sobre papel de arroz reproducciones de su vulva. En resumen, una película friki y recomendable.

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