domingo, 18 de abril de 2010

Gamer







Mi segunda y última reseña va a ser para Gamer, una cinta que tenía aparcada por culpa de algunas malas críticas –pésimas en realidad- que había leído y que –ahora lo se- no le hacían justicia. En Gamer nos encontramos con la historia de Ken Castle, un tipo entre visionario y majara, joven millonario creador de Society -un juego tipo Sims en el que los jugadores no controlan a unos personajes virtuales sino a personas de carne y hueso pudiendo escoger aquellos que paguen por formar parte del juego ser uno de los controladores o uno de los controlados, algo así como una relación amo/esclavo basada en la necesidad humana-, un fenómeno de masas que le ha enriquecido aún más. Ahora vuelve a estar de actualidad porque ha creado Slayers, un juego en el que el delirio de Castle va más allá, en el que quien controla al jugador le hace participar en batallas con fuego real en las que ha de matar a otras personas para sobrevivir, todo un éxito a nivel mundial –incluso aparece una imagen en la que se ve a unos barceloneses vitoreando a Kable, el más popular de los personajes, tras una de sus victorias- que aún le ha hecho más poderoso.




En esta ocasión los peones del juego son reclutados entre la población reclusa –a quienes se les implantan nanopartículas bioelectrónicas en el cerebro para conseguir el interface de control de acción- con la promesa de que si sobreviven a 30 partidas serán liberados. Evidentemente nadie lo ha conseguido jamás. Sin embargo, ahí en medio de la polémica y la masacre se encuentra Kable, el mejor jugador, el único que ha sobrevivido tanto tiempo –y lleva 28 partidas- sin que le vuelen la cabeza, alguien que está empeñado en no perder su identidad, su humanidad, su pasado... y abandonar esa locura para regresar junto a su mujer y su hija. Pero no olvidéis que Kable es sólo un peón, el mérito es de quien controla sus movimientos ¿o quizás no? En contra de Castle están Humanz, unos hackers subversivos que periódicamente realizan ataques contra los servidores de Society y Slayers, un grupo organizado que ha puesto sus ojos sobre Kable y pretenden ayudarle. Piltrafillas, Gamer es uno de esos casos en los que las críticas mayoritarias que se han publicado sobre la cinta –aún teniendo parte de razón- han estado a punto de hacerme perder un buen rato de diversión. Por supuesto que no estamos ante una película profunda, inteligente o con dobles lecturas. No amiguitos, claro que no, su argumento es pueril y además provoca cierta sensación de déjà-vu, pero Gamer también es frenética, espectacular, totalmente digital, intrascendente, violenta y sexy. En resumen, palomitera, distraída y recomendable.

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