domingo, 19 de julio de 2015

Strip mahjong: Battle royale


Hoy dedicaré mis entradas cinematográficas dominicales al cine nipón erótico, y lo haré comenzando con uno de los muchos exponentes de la parte baja de la pirámide. Me refiero a una patochada titulada Strip mahjong: Battle royale, que toma parte de su título de la cinta de culto de Kinji Fukasaku con la que nada tiene que ver este despropósito que supuso la primera de una serie de la que existen tres secuelas y que de ninguna manera debéis tomaros en serio, empezando por su director, un tipo que dice llamarse Mac P. Forever. El argumento nos muestra como cuatro mujeres son llevadas a la fuerza a un estudio de televisión desde el que se emitirá en directo un grotesco reality a través de un canal de PPV. Se trata de Yuka, la líder de un grupo pop, Aoi, una asesora contable, Misuzu, una chica de barrio y Mirai, la dependienta a tiempo parcial de un comercio de conveniencia. Las cuatro deberán jugar al mahjong, pero –en lugar de jugarse las tarjetas de puntos– lo que perderán será prendas de vestir. Y eso no es todo, cuando no les quede ropa que quitarse, recibirán un humillante castigo físico e incluso pagarán con su vida. A cambio, el presentador les promete cubrir las deudas de la ganadora. 


En fin, amiguitos, Strip mahjong: Battle royale es una película de lo más aburrido que no sirve ni como parodia. Las interpretaciones son patéticas, la calidad de imagen y sonido es de pena y ni se puede decir que las actrices sean bellezones. La violencia es de caseta de feria y en la vertiente erótica el director se limita a mostrarnos las tetas de las protagonistas –no esperéis nada del otro mundo, piltrafillas– y una especie de coito lésbico de lo más antierótico que he visto en mi vida. Así pues, con la sinceridad de la que siempre he hecho gala en este espacio, os digo claramente que ha sido una de esas cintas que he visto hasta el final por honestidad hacia los que me leéis y con afán completista de seguidor de cine cutre. Sin embargo, no puedo recomendaros que perdáis ni un segundo de vuestras vidas en dedicarle atención a este engendro. Eso sí, si no tenéis nada que hacer y la alternativa es una película de Antena 3 de las del domingo por la tarde, a lo mejor hasta os saca una sonrisa y todo.

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