domingo, 16 de marzo de 2014

Mari-cookie and the killer tarantula


Piltrafillas, a lo largo de su carrera, el prolífico realizador madrileño Jesús Franco dirigió un impresionante número de películas que iban desde el género policíaco al de terror, pasando por el erotismo e incluso el porno y por todo tipo de argumentos exploit. En esta antigua entrada encontraréis enlaces a todas las cintas de Jesús Franco que os he comentado en este blog. Y es que a lo largo de varias décadas, el también conocido por sus fans como Tío Jess se ganó una bien merecida reputación de outsider, tanto en Europa como en Estados Unidos. El malogrado cineasta –capaz de crear inolvidables títulos con presupuestos ajustados, casi siempre con su inseparable Lina Romay al lado- se convirtió en un mito al que muchos de nosotros veneramos. Sin embargo, para ser fieles a la verdad tenemos que aceptar que –sin quererlo o adrede, que Franco era un cachondo iconoclasta-, también facturó enormes mojones. La película que hoy os comento es una de ellas. Claro que uno también se lo puede tomar como un divertimento friki palomitero e imaginarse lo bien que se lo pasaron rodando esta infame historia y hacerle un guiño al Tío Jess, como diciéndole “vale, lo he pillado”. Y es que cuando comienza la cinta y se oye como un garrulo está violando a una joven utilizando un lenguaje entre chabacano y arcaico antes de que una voz en off nos explique como, tras ser violada por un capitán de los tercios de Flandes, una tal Maria Van Spielberg quedó derrengada con las piernas abiertas propiciando que una tarántula se le introdujese en el sexo, bueno piltrafillas, lo que menos espera encontrarse uno tras los títulos de crédito es una cinta de Billy Wilder. Mari-cookie and the killer tarantula, subtitulada como 8 legs to love you, es un subproducto de 1998 parido en –supongo- una noche de diarrea provocada por un empacho de porros, escrito, musicado, producido y dirigido por Jesús Franco para la norteamericana One shot productions, infame productora que a finales de los 90 fichó a Franco –junto a otros realizadores, como Jay Lind- para distribuirle sus títulos en el mercado norteamericano. La historia que nos cuenta la película es la de una mujer malvada -descendiente de una joven neerlandesa violada por un soldado español- esposa de clase media de día y stripper asesina sedienta de sexo de noche. 


En una población mediterránea sin identificar han desaparecido varios jóvenes por lo que una tal Marga –directora general de la policía, lesbiana, que viste tanga, botas, sombrero y chaquetilla torera-, sospecha de Killer Tarantula, una de las strippers más populares del lugar. Sin embargo, sin pruebas no puede hacer nada contra ella. Así, entra en contacto con Queen –otra de las strippers- y juntas trazan un plan para, utilizando a una joven como cebo, tender una trampa a Killer Tarantula. Piltrafillas, no os puedo engañar. El guión de Mari-cookie and the killer tarantula no es malo, es pésimo. Los diálogos, vomitivos más que infumables, y las interpetaciones... bueno amiguitos, entre que se trata de una versión doblada en estudio que convierte a la de Victoria Forqué en El Resplandor en algo excepcional y que las pocas líneas de diálogo solo sirven de separación entre tórridas escenas softcore lésbico-casposas, poco se puede añadir. En fin, algo muy, pero que muy bizarro, solo indicado para seguidores de la obra de Franco con afán completista y ganas de colocarse sin la ayuda de drogas. Os lo digo por experiencia. Claro que las dos copas -dobles- de ron añejo colombiano que me he echado al coleto también han ayudado.

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