domingo, 5 de enero de 2014

Las brujas de Zugarramurdi


Piltrafillas, ayer noche disfruté al fin de la última película de Álex De la Iglesia, Las brujas de Zugarramurdi. A estas alturas ya hace tiempo que sobre la cinta se ha hablado y escrito de todo, por lo que tampoco es que deba aportar demasiado lo que pienso de ella. Vaya por delante que pasé un buenísimo rato y no me defraudó, lo que –ante expectativas como las que despierta en mi el realizador bilbaíno- ya es mucho. Y es que Álex es uno de mis directores favoritos desde que vi Acción Mutante y todas las que la siguieron –a la estupenda Mirindas Asesinas la descubrí posteriormente-, quedándome pendientes en la actualidad solo 800 balas y La chispa de la vida. No sé si os lo he contado alguna vez, pero la segunda noche que salía con la que hoy es mi mujer, la llevé al cine a ver El día de la Bestia –concretamente el 24 de diciembre de 1995, fecha en la que también se desarrolla la acción de la cinta- por lo que os podéis imaginar lo mucho que me atraen las propuestas de este director. Lo que el argumento eloquecido de Las brujas de Zugarramurdi nos cuenta es como dos parados huyen de la policía con el hijo del primero tras cometer un atraco en plena Puerta del Sol de Madrid y después de secuestrar un taxi –con pasajero incluido- acaban en el navarro valle de Baztán, un lugar marcado por leyendas de brujería. 


En Las brujas de Zugarramurdi –con fotografía del habitual Kiko De la Rica- encontramos de nuevo como coguionista a Jorge Guerricaechevarría, algo que ha otorgado puntos a un argumento con diálogos impagables trufados de humor surrealista y excesivo. No sé si es la mejor película de De la Iglesia, ni tan solo puedo deciros si es la que más me ha gustado –soy de los que disfrutan las películas pero luego se olvidan-, pero la verdad es que me lo pasé pipa. Lo malo es que me dio la impresión que tras los excesos visuales, la pirotécnia y estupendo texto, llegaba la hora de poner el Fin y el realizador no sabía cómo. Además –en mi humilde opinión-, Carmen Maura es una gran actriz pero le sobran algunas escenas como papisa de las brujas en las que se le nota demasiado que está actuando. No sé si me explico, pero es que últimamente a Carmen la veo siempre como Carmen Maura haciendo de bruja... o del personaje que toque. En ese sentido, prefiero mucho más a Terele Pávez, de esas actrices que parece que son ellas mismas cuando representan un papel. A destacar –además de a Hugo Silva y Jaime Ordóñez, estupendos- un Mario Casas al que siempre he criticado en negativo y que aquí borda su personaje, tic incluido. Me gustaría mencionar –ignoro si alguna crítica ya lo ha expresado- que el tono misógino general es más que evidente, estableciéndose un paralelismo entre las brujas y la condición femenina en general que a mi me ha parecido obvio. Atracador, rehén, taxista, policía... todos acaban poniendo a parir a las mujeres como culpables de la desgracia de los hombres. En resumen, que si aún no la habéis visto y os gusta la comedia negra con acción y diálogos inteligentes e interpretaciones notables, Las brujas de Zugarramurdi es una cinta que no podeis dejar pasar. 


Como bonus, un retrato sugerente de Carolina Bang, la Sheri Moon española. Y es que tanto estilísticamente como por lo que atañe a colocar a su pareja –buenorra- en las películas que rueda, veo ciertas similitudes entre Álex y Rob Zombie.

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